domingo, 9 de septiembre de 2018

Coffee Break #2: un cumpleaños en La Panera Rosa


¡Hola lectores!


El 6 de septiembre cumplí 21 años y pasé un día hermoso con mis amigos en La Panera Rosa, en Recoleta. Sacamos muchas fotos y comimos cosas ricas. Hubo muchas risas y muchos libros. 

¡Espero que lo disfruten!


El día empezó bien. Con los ojos todavía dormidos, salgo de casa para tomar el tren y, dos horas más tarde, me encuentro con mis amigos en el subte para ir hacia Recoleta. 

No se sintió del todo como un día especial, sino más bien como uno normal. Un día más donde nos juntamos para sacar fotos y pasar una tarde riendo y contando cómo nos va en nuestro estudios, nuestros proyectos y cómo seguimos adelante a pesar de algunos obstáculos que aparecen en el camino.

Tardamos un rato en elegir mesa porque cuando fuimos dentro hacía mucho calor, pero ahí el espacio se veía mejor para sacar fotos. No nos queríamos calcinar y el día estaba perfecto para estar afuera, así que encontramos una mesa con sombra y acomodamos las pilas y pilas de libros que llevábamos con nosotros.

Siento que el sol estaba demasiado fuerte a esa hora, entonces las fotos que saqué no fueron del todo lo que quería.


A veces, si voy con muchas expectativas sobre las fotos que pienso sacar, aquellas terminan siendo una catástrofe total. Entonces intento mantener la calma y solo esperar a que cuando llegue a casa no tenga que borrar la mitad de las fotos que saqué.
¿Adivinaron que eso fue lo que pasó? Porque están en lo correcto.
Solo unas pocas sobrevivieron.


En fin, volvamos a lo que estábamos hablando. Tardamos un rato en decidirnos, ya que el menú tenía de todo y todo se veía muy bien. Honestamente, quería pedir todo lo que tuviera chocolate, pero a juzgar por el tamaño de las porciones que le estaban dando a los que estaban cerca de nosotros, ya nos veíamos en un coma por el resto de la tarde. 


Pedí un licuado de durazno con un pedazo de Carrot Cake (torta de zanahoria) y compartí la porción con mi amiga. Los demás compartieron un waffle gigante que tenía Oreos, helado de chocolate y mucha azúcar. Demasiada. Pero bueno, solo se vive una vez, ¿no? 
Hubo limonadas, licuados (de los cuales no puedo acordarme de qué eran en este momento) y medialunas.

Lo pasamos muy lindo, hablando de todo y sacando fotos cada vez que traían la comida y luego cuando estábamos a mitad de probarla.



Hacía un día hermoso, pero con mucho calor, lo cual agradezco. Incluso aunque me guste mucho el frío, creo que ese día fue una excepción importante, ya que no estaba ni muy fresco, ni muy caluroso.


Mucho más tarde, cuando la conversación de fue alejando del punto de partida y se fue desvaneciendo de a poco, cada uno partió hacía sus asuntos y me quedé un rato más con mi mejor amiga para sacar más fotos de libros, pero creo que simplemente no era nuestro día de inspiración.
Terminamos por sentarnos en un banco del parque y estuve luchando contra la tecnología (más bien conocido como mi teléfono) porque no se me descargaba un libro en el Kindle. (Ya les voy a estar contando qué libro es, o seguramente ya lo saben porque estuve hablando de eso muchísimas veces en mis redes. Pero no se preocupen, ya vendré con todos los detalles.)

Finalmente, cada una partió hacia su respectiva linea de subte y de ahí en más comenzó el camino de vuelta a casa.


¡Muchas gracias por leer y nos leemos en el siguiente Coffee Break!






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