domingo, 26 de agosto de 2018

Escritura Expresiva #17: comenzar a escribir es difícil, pero no imposible (consejos para empezar)




hola.

Comienzo a pensar que no debería limitarme a contarles solamente mis pensamientos mientras escribo mis libros, así que les voy a enseñar algunas cosillas que aprendí a lo largo de los años. 


NÚMERO UNO

Cuando comiencen a querer escribir algo, dense cuenta de que la parte más importante del proceso es saber lo que queremos decir y cómo lo queremos decir. Hay millones de escritores y escritoras, así como hay millones de historias. O quizás no haya millones, pero si hay miles y miles de maneras de contarlas. Primero que nada: tener una idea para poder desarrollarla. Parece algo muy simple pero, al mismo tiempo, puede ser una carga a la hora de escribir, ya que quizás nos quedamos sin algo para decir en el medio del proceso y todo se va a la zanja desde ahí. 
(En este punto puedo agregar también que no tiren nada de lo que escriban. Van a ver que en el futuro hay alguna semilla de una idea pasada que puede ayudarlos con un nuevo proyecto.) 


NÚMERO DOS

Tener un título. Bueno, tomen esto con pinzas. A veces, antes de empezar a escribir un libro, me pongo a crear un título. Parece lo más tonto por lo cual comenzar cuando sabes que ni siquiera tenés la historia creada; cuando ni siquiera se sabe si va a cambiar. Pero suele ayudarme a guiar el camino de mi historia y, si llegara a cambiar, entonces lo haría de acuerdo con el significado de la historia o a donde sea que vaya el texto. 
Normalmente queda como está y, si lo hace, entonces podemos empezar a trabajar desde el título, haciendo que el significado del mismo se haga presente en el momento en el cual empezamos a trabajar. 


NÚMERO TRES

Los personajes. Todos los libros tienen personajes. Con nombre, sin nombre, con cara, sin cara, rubios, castaños, de ojos azules, de ojos verdes, y podemos seguir y seguir. 
Dependiendo del género de la novela que quieras escribir, o tu preferencia, los personajes serán pocos o muchos. En estos casos, así como en la mayoría del proceso creativo de una novela, las decisiones se moldean a los gustos de uno mismo. Por ejemplo, yo suelo escribir capítulo de tres o cuatro páginas porque eso es lo que me gusta y porque realmente no puedo tolerar los libros que tienen capítulos de más de diez páginas. (Habiendo dicho eso, estoy de acuerdo con que si me está gustando el libro, no me interesa la cantidad de páginas que tiene por capítulo, pero es algo inevitable que viene cada vez que comienzo a escribir una novela.) 
Volviendo a los personajes; uno puede agregar tantos como quiera (y como lo requiera la historia). Si uno se da cuenta de que tal personaje no tiene mucha importancia (y no la tendrá en el futuro), entonces es mejor descartarlo o cambiar lo que hará durante la novela, para que cada uno tenga su función. 
También se puede utilizar la función de diferentes puntos de vista. De nuevo, eso solo funciona si la historia lo requiere. Al principio, cuando tenemos una idea, no solo nos ponemos a pensar en cómo vamos a contar la historia, sino también en cómo se moverán los personajes dentro de ella; entonces, es importante mantener un orden en cuanto a cosas como contar las experiencias de vida de nuestros protagonistas y qué es lo que los lleva a transitar el camino que hacen. Lo diferentes puntos de vista pueden ser difíciles si no se llevan a cabo con ideas previas a la escritura. 
Incluso así, diría que no está de más intentar ver cómo se verán las cosas. Se puede chequear si es realmente necesario que haya dos personajes contando la historia o si al final será solo uno. Depende de cada uno y de como uno vea la historia que tiene en frente. 
Finalmente, les propongo la idea de hacer una biografía para cada personaje. Es algo así como un curriculum, piénsenlo como que sus personajes se están presentando ante ustedes y tienen muchas ganas de ser parte de su nuevo proyecto. Les mostrarán sus habilidades y sus gustos, su manera de hablar y actuar con la gente. Todo lo que quieran. Incluso pueden agregar su gusto de helado favorito. 
Normalmente no hago eso mismo, pero dejo que mis personajes se encuentren a ellos mismo durante el proceso de escribirlos. Cada uno tiene su forma de hacerlo y, con práctica, puede funcionar. 



NÚMERO CUATRO


La primera oración. Uf, éste paso siempre es como tirarse al agua congelada en invierno. No solo es una de las cosas más difíciles para mí, sino que puedo pasar semanas hasta que agarro la mano y puedo empezar. 
Pero bueno, ¿cómo se hace? 
Quizás no todos ustedes tengan ese problema de no poder encontrar las palabras correctas a la hora de empezar y los felicito (y envidio) por eso. 
A veces, aunque cueste, hay que tomárselo con calma. 
Todos queremos usar palabras largas que parecen inteligentes y muy poco usadas, pero la mayoría de las veces menos es más, y con eso van a tener que guiarse. 
Existen miles de posibilidades de empezar un libro, solo que hay que encontrar la manera de que es primera oración no sea algo que le saque los ánimos al lector de seguir leyendo. 
Lo que yo suelo hacer es dejar que la historia empiece como si el lector ya estuviera metido dentro de ella. 
Por ejemplo, mi novela actual empieza así: 

La estaba viendo hacer magia en el Bosque. 

Lo que intento hacer en dejar que el lector se meta de lleno desde el principio, sin saber lo que ocurrirá después, sin tener idea de en dónde está metido, pero que sepa que muy pronto lo va a averiguar, si sigue leyendo. 

Les muestro a continuación dos ejemplos de dos de mis libros favoritos: 

"Altea Proserpina cría a su hija con cuentos de hadas." -La Puerta del Bosque (Melissa Albert, 2017) 

"Enciende una vela y acércate al espejo." -El Monstruoso Relato de Proper Redding (Alexandra Bracken, 2017) 


En mi opinión, ambas lineas de entrada a la historia tienen la particularidad de querer hacer que el lector siga leyendo, lo cual es una de las cosas que queremos intentar lograr, por supuesto. 
No es del todo fácil de lograr, pero nada es imposible. Lo primero que hay que tener en mucha paciencia, ya que si uno se lanza de lleno a escribir sin tener una clara idea de cómo quiere comenzar, entonces el principio será algo a lo que volveremos una y otra vez en busca de lo que tuvimos que haber tenido desde un comienzo.



NÚMERO CINCO

Leer y escribir mucho. Ya sé que parece como algo que dice todo el mundo, incluso los escritores que han venido a dar charlas te dicen eso cuando les piden un consejo para los escritores principiantes. Creo que es el consejo más vago que se puede dar, porque esas son cosas que uno ya sabe si está intentando escribir un cuento o una novela, pero es verdad. 
Leer en cantidades excesivas puede ayudar a uno a entender el lenguaje y a aprender nuevos métodos para contar una historia. El gusto de cada uno va cambiando a través de los años y con ello va cambiando la forma en vemos el mundo y, como resultado, la escritura también cambia con nosotros. 
Si escriben hace mucho como yo, se darán cuenta de lo que es que cambie su forma de escribir cuando leen relatos o intentos de libros viejos que tienen un lenguaje casi irreconocible al actual. 
Recuerden que al principio, antes de encontrar nuestra "voz", todo lo que salga de nuestra imaginación se va a parecer a lo que leemos. 
Me acuerdo que yo había escrito una historia sobre una chica que salvaba al mundo de una epidemia y de robots malvados que querían asesinar a todos. A decir verdad, la historia parecía muy buena en ese entonces, pero ahora, leyéndola, es solo una copia barata de Divergente, mezclada con los Juegos del Hambre y con romance que dejaba mucho que desear. 
En ese momento no lo vemos, pero cuando volvemos a ello años después (y si siguieron escribiendo en todo ese tiempo, por supuesto), verán una clara diferencia que seguirá cambiando miles de veces a lo largo de la vida. 
En fin, leer y escribir. Algo normal, algo que hacemos siempre, pero algo que hay que seguir practicando para alimentar nuestra imaginación y nuestro conocimiento. 



NÚMERO SEIS 

Tener un horario dedicado solamente para la escritura. 
Esto va a decisión de cada uno y puede funcionar si uno se lo propone realmente. 
Durante años evadí tener un horario exclusivo para escribir, ya que no fue hasta que pude ir a clases de escritura creativa que me di cuenta de lo mucho que necesitaba practicar. 
Escribir por treinta minutos al día, sin importar lo que vayamos a plasmar sobre el papel o el documento de Word, es una de las mejores maneras de practicar. 
Hay que proponerse seguir adelante y mejorar, ya que escribir es como un músculo, y mientras más se lo ejercita, más fuerte se vuelve (consejo de mi querida Sarah J. Maas).
Escribir se va a volver muchísimo más fácil mientras más y más lo hagan, así que 
¡adelante!



NÚMERO SIETE

Finalmente, les quiero recordar que no se tiren abajo. 

Hay miles de escritores y hay muchos miles más formándose como escritores, tal como vos y yo. Creo que este es un proceso y un crecimiento que nunca termina. Siempre se aprenden cosas nuevas y también podemos fallar para volver a intentarlo. No es imposible. 
Pero lo más importante es que recuerden que pueden hacerlo, más allá de lo difícil que sea escribir un libro entero. Nadie se sentó una vez y escribió un libro en una tarde. Es un proceso que lleva tiempo, paciencia y mucha confianza en uno mismo. 
Todas las historias ya están contadas, ahora lo que falta saber es cómo VOS cuentes la historia. Es como VOS percibas el mundo y se lo demuestres a los lectores. Si ya está todo contado, entonces hay que empezar a aprender y a seguir aprendiendo a lo largo de los años. 
Muchas veces nos vamos a preguntar por qué hacemos esto. Por qué nos ponemos en la tortura que es no poder encontrar las palabras o la escena correcta para nuestra historia. Por qué no simplemente tiramos o borramos todo y empezamos de cero. Por qué no abandonamos. 
No se presionen para ser los mejores o miren a los autores que ya tienen más de diez novelas publicadas y les fue muy bien. Mírense a ustedes y a su trabajo, porque si están todo el tiempo mirando el patio del vecino sin hacer nada, entonces la escritura no va a avanzar y las palabras no se van a escribir solas. 
Tienen que saber que creo que ustedes y que, a pesar de que todo parezca pequeño ahora, las ideas crecen y se convierten en mundo enteros de palabras y diálogos y magia. 

Todos tienen una voz oculta en alguna parte. 
Solo tienen que encontrarla. 



Sigan escribiendo,











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